Os presento a Arwen Grey, o más bien a la mujer que se esconde detrás de este nombre. Pero mejor, que se presente ella:
Soy de Donostia y tengo 37 años,
casi 38. Escribo desde niña y he publicado varias historias por mi cuenta y
varias más con editoriales distintas, como Ediciones B, Romantic Ediciones y
Harlequín. También he participado en varias antologías de relatos de varios
géneros, desde la histórica al terror.
-Arwen Grey es un pseudónimo.
¿Tiene algún significado oculto o un porqué? ¿Por qué no publicar con tu nombre
real?
Cuando publiqué, fue muy
repentino, no lo pensé demasiado. No puse mi nombre real porque no me parece
muy de autora de romántica jaja. Como pensaba que era un mero experimento, que
no iba a vender ni dos libros, escogí el nombre de un personaje de algo que
estaba escribiendo en ese momento, una autora de romántica que acaba asesinada.
De haberlo pensado mejor, no habría escogido ese nombre, que nunca me ha
acabado de gustar.
-Asesinada, eh…
eso se merece una explicación.
Estaba yo
escribiendo una de asesinatos, que matan a autores de distintos géneros, y
Arwen Grey era la de romántica jajaja
-¿Qué te parece que Grey se haya
convertido en un apellido tan popular? ¿Te relacionan con las 50 sombras?
Por desgracia, me han preguntado
varias veces si lo escogí por el dichoso libro. La respuesta es que yo lo vi
antes jajaja.
Es cierto que hay varias autoras
con ese nombre y que seguro que nos confunden, pero es lo que hay, a estas
alturas tengo que conformarme, supongo.
-¿Cuál es el libro que despertó
tu pasión por las letras?
Recuerdo haber leído desde
siempre. Cuando empecé a leer romántica, pensé que yo también podía imaginar
historias similares. Las escribía para mí hasta hace poco más de dos años. No
recuerdo ningún libro en particular que me hiciera pensar que yo podía hacerlo,
pero me gustan mucho los clásicos del siglo XIX, desde las Brontë y Austen,
hasta Stendhal y Alexandre Dumas.
-¿Qué género sueles leer?
Leo un poco de todo, pero ahora
estoy un poco saturada de novelas, así que me ha dado por leer ensayos de
diversas temáticas, sobre todo libros sobre técnicas literarias y de historia.
-¿Papel o ebook?
Para mí, el formato es lo de
menos. Si te gusta leer, lees en el soporte que tengas a mano en ese momento.
Para leer, no se puede negar que el formato ebook es más cómodo y ergonómico,
por no hablar de que no se ocupa espacio, un problema cuando has acumulado
libros desde niña. Sin embargo, los libros de consulta como libros de anatomía
etc, necesitan de un formato de calidad y tamaño aceptable, de modo que todavía
es necesario el papel.
-¿Hay algún libro que te haya
cambiado la vida?
Podría decir que los libros en
general han cambiado mi vida. No concibo mi vida sin la literatura.
-¿Qué libro no has sido capaz de
terminar de leer y por qué?
“El nombre del viento”. Me
parecía aburrido y un poco mezcla de varios que había leído en su momento. Yo
era una gran lectora de literatura fantástica, así que pocas cosas me
sorprenden. "Juego de tronos" me gustaba al principio, pero ya me aburre. Todo
está visto e inventado, y su largura las lastra. Suele pasar en todas las
grandes sagas, en algún momento se desinflan irremediablemente.
-¿Cómo es tu proceso creativo?
¿Sabes el final de la historia cuando empiezas a escribir?
Nunca empiezo una historia sin
saber, al menos, lo más importante que va a ocurrir. Siempre digo que una
historia es como un viaje, si no sabes el destino, no sabes cómo llegar, te
puedes perder mil veces por el camino. Cuando sabes todo lo que va a pasar, es
complicado quedarse en blanco. Cierto que puedes tener días mejores o peores, o
rachas de cansancio, pero nunca te quedarás pensando ¿y ahora qué?
Me gusta hacer un esquema
primero, lo más detallado posible, para no perderme después mientras escribo.
Además, me gusta tener una cierta disciplina a la hora de trabajar, al menos
cada día dedicar un poco de
tiempo a ello.
-Por norma, ¿cuánto tiempo tardas
en escribir una historia?
Depende de la historia, pero unos
dos o tres meses, a veces algo más, según mis horarios de trabajo y las ganas
con las que la coja. También es cierto que soy rápida y mis historias no son
excesivamente largas, así que hay tiempo de sobra. Eso sí, me gusta coger
varias semanas después para revisar con calma.
-De los libros que has escrito ¿cuál
es tu favorito?
Tal vez “Mi honorable caballero”,
que es el que más tardé en escribir, y también el más complejo.
-¿Tienes algún personaje especial
para ti? ¿Por qué?
Dudaría entre Benedikt McAllister
de “Mi honorable caballero”, por su honor y su sentido del humor, a su pesar, y
entre Greg Madison, que creo que es a la vez el favorito de las lectoras.
-Has escrito diferentes géneros
¿Crees que eso te beneficia y enriquece o por el contrario crees eso de quien
mucho abarca poco aprieta?
Escribo en cada momento lo que
más me apetece. Es cierto que en la romántica me encuentro más tranquila,
quizás por lo de mejor malo conocido. En todo caso, no descarto acabar de una
vez mi novela de crímenes o seguir tocando otros géneros. Cada historia tiene
su tono y su género, y nunca sabes por dónde te van a llevar las ganas.
Me gusta probar cosas distintas,
probar otros tonos y géneros, nunca se sabe a qué le puedes llegar a coger el
gustillo.
-Tienes mucho sentido del humor
¿crees que eso se refleja en tus novelas?
Quiera o no, siempre hay humor en
lo que escribo. Yo siempre digo que mis historias son súper dramáticas, pero la
gente se parte de risa con ellas. Me ha costado, pero he de admitirlo, soy
graciosa sin quererlo.
-Para tus contactos de Facebook, Alain ya es conocido, pero para los lectores que no te conozcan, dinos: Alain y tú…
Somos la pareja perfecta: él no
habla, yo no callo, él es un trabajador incansable, yo una vaga, yo canto, él
me sufre en silencio, él es pulcro y yo un desastre…
Si no existiera, habría que
crearlo. Si no le quisiera, le odiaría a muerte, y creo que es mutuo jajaja.
-¿Puedes contarnos algo de lo que
estás escribiendo ahora mismo?
Estoy escribiendo una historia
sobre escritores. Son rivales y no parecen tener mucho aprecio el uno por el
otro, pero ya sabemos cómo suelen funcionar las cosas en la literatura
romántica, tal vez no se odien tanto como ellos creen.
-Has pasado de la autopublicación
a formar parte de una editorial. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada
método?
Para mí, la autopublicación tiene
muchas ventajas, y casi todas me gustan: control absoluto del producto y los
tiempos, la economía, poder llevar las cuentas…
Con la editorial, hay menos cosas
que puedas controlar, aceptar el manuscrito lo mejor posible y poco más. Se
gana menos, a veces te llevas disgustos con las portadas y, básicamente, tienes
la sensación de que no hay nada en tus manos.
Perooooooo, por desgracia, llegar
a una editorial, o varias, como es mi caso, te da “prestigio”, y hay gente que
mataría por ello jajaja.
Yo sigo creyendo que lo
importante son las historias, lleguen en la forma que lleguen. Soy así de rara.
-¿Hay alguna noticia que nos
quieras contar?
El 7 de mayo Romantic Ediciones
publicará una reedición de “El secreto de los McKay”, que en su momento
publiqué por mi cuenta. Y también acabo de firmar mi segundo contrato con
Harlequín. No puedo dar más datos sobre ello, porque no tengo ni fechas ni
nada, por el momento.
-¿Cómo crees que está el panorama
literario y cultural en general en España?
Creo que la gente lee rápido y
mal. Se prima leer mucho sobre leer bien. De hecho, la gente presume de leer
cientos de libros al año, como si fuera una competición.
Comprendo que todos queremos
evadirnos de la realidad, que no es nada bonita, pero la gente está perdiendo
el hábito de pensar o reflexionar con lo que lee. Todo lo que no esté lleno de
fuegos de artificio (entiéndase asesinatos en novela negra o sexo en la
romántica, etc), les da la sensación de que no pasa nada, cuando a veces hay
cosas que les pasan por alto, porque se ha perdido el hábito de fijarse en el
fondo de las historias.
Claro que, por qué no decirlo,
toda la culpa no la tienen los lectores. También los autores nos vamos a lo
fácil, sabiendo qué va a gustar y qué no. A mucha gente le da miedo arriesgarse
a hacer cosas nuevas, y es muy triste.
-Elige un fragmento de cualquiera de tus historias que sea especial para ti:
“Quizás debió sospechar lo que vendría a continuación cuando lo vio
entrar en el laboratorio el lunes siguiente, con una sonrisa depredadora
adornando su hermosa cara.
O tal vez debió hacerlo cuando la arrastró al despacho, cuya enorme
ventana dejaba ver un radiante día.
El caso es que cuando la besó, Sienna sólo pudo atraerlo más hacia sí,
con un inusitado instinto devorador.
Daba igual que fuera una treta.
Daba igual que fuera una mentira.
Daba igual que fuera una actuación.
El caso era que, en ese momento, él la estaba besando y nada más
importaba.
De algún modo, Greg consiguió sentarla en su escritorio y colocarse entre
sus piernas abiertas para poder besarla mejor.
Cuando su lengua entró en la boca de Greg, Sienna se justificó a sí
misma diciéndose que su actuación debía resultar convincente.
Y la respuesta de Greg fue más que convincente, pensó con el hilo de
conciencia que aún le quedaba.
Dios, besaba de maravilla. ¿Cómo había podido olvidarse de eso?
La boca de Greg abandonó la suya e inició un recorrido ardiente por su
mandíbula, rumbo a su oreja.
—Perfecto, están todos mirando –creyó oírle decir a través de una bruma
de deseo.
—Ummm –fue lo único que se le ocurrió responder. En realidad fue la
única palabra coherente que pudo pronunciar.
La boca de Greg abandonó su oreja esta vez para recorrer el camino de
vuelta hacia su boca. Pero no la besó. Diablos.
—¿Crees que he sido lo bastante convincente? –preguntó con una sonrisa
digna del mismísimo diablo.
Sienna, con la mente ligeramente más clara, recordó de pronto el
motivo de esa escena.
—Un poco sobreactuado –repuso con una voz que hubiera deseado que no
sonara tan temblorosa.”
UNA FÓRMULA PARA EL AMOR
-Para terminar deja un mensaje para tus lectores:
Que se abran a géneros nuevos y a
autores desconocidos. Nunca se sabe si lo mejor está todavía por conocer.
También me gustaría darles las
gracias por apoyarme desde el principio. ¡Nunca sabré qué me ven! Jajaja.