Bienvenidos a este, mi pequeño espacio. Las letras son mi pequeña obsesión, por lo que me encantaría compartir con vosotros los resultados de esta pasión. Compartiré mi opinión de los libros que vaya leyendo, pero además me gustaría que podaís leer mis propios cuentos, relatos y escritos. Es un espacio personal, pero espero poder convertirlo en algo que podáis disfrutar conmigo.

viernes, 11 de enero de 2013

Vuelta a casa



Aquella no era su noche. Las discotecas oscuras y ruidosas no eran su ambiente, y las amigas borrachas la aburrían. No es que las quisiera, no, normalmente le encantaba estar con ellas, pero así no, no en un local oscuro rodeadas de hombres tan borrachos o más que ellas que les hacían insinuaciones constantes. Suspiró, ojalá no hubiesen peleado…
Estaba llegando a casa cuando lo vio. ¿Qué hacía ese increíble idiota en su portal? La miraba de forma tan intensa que se le hizo un nudo de anticipación en la barriga. Tuvo que recordar que estaban enfadados para no lanzarse a sus brazos, en cambio anduvo lentamente hacia él.
El beso la pilló totalmente desprevenida.
-No volvamos a pelear.-Susurró contra su oreja mientras la apretaba por la cintura.
Él estaba frío y ella supo que llevaba allí, esperando, mucho tiempo. Mañana habría lugar para las conversaciones. Levantó los brazos y agarró su nuca para que continuase con el beso, él la apretó más contra sí y empezó a deslizar las manos hacia arriba, por sus costados, hasta apretar suavemente uno de sus pechos. Por un momento casi olvidan que estaban en la calle, pero él se separó el tiempo justo para que ella recordara que estaban en un lugar demasiado público. Cogió las llaves del portal y abrió a duras penas mientras él la apretaba contra sí desde atrás. Anduvieron varios pasos y se adentraron en la oscuridad… oscuridad tentadora que les sugería una falsa complicidad, a punto estuvieron de ceder.
Pero llegaron al ascensor… demasiado pequeño, demasiado cerrado, demasiado íntimo como para que pudiesen esperar. Apenas una planta después de que se cerrasen las puertas, las manos de ella desabrochaban su cinturón, y las de él le subían la falda. ¿Cuánto tarda un ascensor en llegar al paraíso? Él la apretó contra el espejo de la pared y la izó hasta sus caderas, ella bajo su boca hasta su cuello, donde su lengua jugó con algunos de sus puntos sensibles. Él tenía que sujetarla, así que sus manos no podían hacer gran cosa, pero las de ella estaban libres para vagar por su espalda, por su torso, por él… pronto llegó la primera embestida, y con ella se unieron de forma que nunca lo habían hecho. Con una necesidad ancestral que no entendía del sitio idóneo, de pudor o de reprimir los instintos. Casi gritó al culminar su amor, habían olvidado por completo dónde estaban en la vorágine de pasión que los había consumido. Se separaron lentamente, pero no del todo, y se dirigieron a su hogar para dormir abrazados y satisfechos. Mañana hablarían.

7 comentarios:

  1. Un relato muyy sexy e inspirador, siempre es bueno reencontrarse para que la pasión haga su camino.
    Corto, pero muy bien escrito!!
    Un saludo!!

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  2. Es un relato corto pero intenso y su narrativa está muy bien lograda,además las mujeres teneis un don especial en éstos relatos porque los hombre solemos ser distintos a la hora de narrar las mismas cosas...Sinceramente me ha gustado y espero un nuevo capítulo de tu sana imaginación...

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  3. Intensidad,sensualidad,pasion....uno de los tantos adjetivos q se te pueden añadir a tu estilo de este corto relato.

    Me gusta.

    Buen fin de semana

    Un bs

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  4. Me ha gustado mucho el relato, muy sexy....
    http://deseolibros.blogspot.com.es/
    Besitos.

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