Aquella no era su noche. Las
discotecas oscuras y ruidosas no eran su ambiente, y las amigas borrachas la
aburrían. No es que las quisiera, no, normalmente le encantaba estar con ellas,
pero así no, no en un local oscuro rodeadas de hombres tan borrachos o más que
ellas que les hacían insinuaciones constantes. Suspiró, ojalá no hubiesen
peleado…
Estaba llegando a casa cuando lo
vio. ¿Qué hacía ese increíble idiota en su portal? La miraba de forma tan
intensa que se le hizo un nudo de anticipación en la barriga. Tuvo que recordar
que estaban enfadados para no lanzarse a sus brazos, en cambio anduvo
lentamente hacia él.
El beso la pilló totalmente
desprevenida.
-No volvamos a pelear.-Susurró
contra su oreja mientras la apretaba por la cintura.
Él estaba frío y ella supo que
llevaba allí, esperando, mucho tiempo. Mañana habría lugar para las
conversaciones. Levantó los brazos y agarró su nuca para que continuase con el
beso, él la apretó más contra sí y empezó a deslizar las manos hacia arriba,
por sus costados, hasta apretar suavemente uno de sus pechos. Por un momento
casi olvidan que estaban en la calle, pero él se separó el tiempo justo para
que ella recordara que estaban en un lugar demasiado público. Cogió las llaves
del portal y abrió a duras penas mientras él la apretaba contra sí desde atrás.
Anduvieron varios pasos y se adentraron en la oscuridad… oscuridad tentadora
que les sugería una falsa complicidad, a punto estuvieron de ceder.
Pero llegaron al ascensor… demasiado
pequeño, demasiado cerrado, demasiado íntimo como para que pudiesen esperar.
Apenas una planta después de que se cerrasen las puertas, las manos de ella
desabrochaban su cinturón, y las de él le subían la falda. ¿Cuánto tarda un
ascensor en llegar al paraíso? Él la apretó contra el espejo de la pared y la
izó hasta sus caderas, ella bajo su boca hasta su cuello, donde su lengua jugó
con algunos de sus puntos sensibles. Él tenía que sujetarla, así que sus manos
no podían hacer gran cosa, pero las de ella estaban libres para vagar por su espalda,
por su torso, por él… pronto llegó la primera embestida, y con ella se unieron
de forma que nunca lo habían hecho. Con una necesidad ancestral que no entendía
del sitio idóneo, de pudor o de reprimir los instintos. Casi gritó al culminar
su amor, habían olvidado por completo dónde estaban en la vorágine de pasión
que los había consumido. Se separaron lentamente, pero no del todo, y se
dirigieron a su hogar para dormir abrazados y satisfechos. Mañana hablarían.
Un relato muyy sexy e inspirador, siempre es bueno reencontrarse para que la pasión haga su camino.
ResponderEliminarCorto, pero muy bien escrito!!
Un saludo!!
Gracias!^^ besitos
EliminarEs un relato corto pero intenso y su narrativa está muy bien lograda,además las mujeres teneis un don especial en éstos relatos porque los hombre solemos ser distintos a la hora de narrar las mismas cosas...Sinceramente me ha gustado y espero un nuevo capítulo de tu sana imaginación...
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario!
EliminarIntensidad,sensualidad,pasion....uno de los tantos adjetivos q se te pueden añadir a tu estilo de este corto relato.
ResponderEliminarMe gusta.
Buen fin de semana
Un bs
Muchas gracias! Buen fin de para ti también!:D
EliminarMe ha gustado mucho el relato, muy sexy....
ResponderEliminarhttp://deseolibros.blogspot.com.es/
Besitos.